LA HISTORIA DE MARÍA , LA PRINCESA DEL HIELO
En esta historia, os voy a contar, la vida de una princesa, malvada, que se convirtió en la más adorable y simpática reina, de todos los reinos de su antiguo mundo.
Tenía poderes mágicos. Podía lanzar chorros de hielo para congelar a sus enemigos. Pero con una condición. No ser avariciosa y ser querida y querer a una persona que no fuese de su familia.
La princesa era fuerte como el hielo que no se derrite ni con el gran calor de las llamas prendiendo las pajas de Burgos. El pelo rubio como el color del sol y unos ojos de color azul como el bello cielo.
Un día de invierno, cuando más frío hacia, los padres de la princesa, es decir, los reyes, se fueron a una reunión con los reyes de los Países bajos.
María, la princesa, quiso ir con ellos. Pero no podía, porque lo que no sabía es que no era una reunión normal. Sus padres, estaban enfadados con los reyes de los países bajos, puesto a que no les habían dado la parte de comida, madera, piedra y oro que les debían, por lo que no sabían si proclamarse la guerra o darles una oportunidad.
María, no podía ir, porque si le sucedía algo, no podría seguir el trabajo de su madre, ser la reina de Escocia.
Pero ella, no quería ser reina, quería ser mucho más, quería ser la reina del hielo, para poder congelar a los enemigos en las grandes guerras.
Y custodiar los corazones de los hombres más valerosos de todos los reinos, para que en las batallas se rindieran, y para así poder ser la reina del mundo.
Lo que quiere decir es que quería ser la más malvada de todas las reinas, y mejor aún, la única. 
Por eso, su corazón era como un vacío negro en la oscuridad del interior de su cuerpo, y para demostrarlo, os lo dibujaré:
Pero todo esto iba a cambiar, porque el amor y la amistad, puede cambiar cualquier cosa, y en cuanto siga, con la historia os podré contar lo que pasó a continuación.
Ella se escapó para seguir a sus padres, pero no les encontraría tan fácilmente, puesto a que, era un día de nieve, de mucho frío, y porque era muy arriesgado ir por esos caminos, sola y de noche.
Pasaron dos días, y ella ya estuvo a punto de creer que se iba a perder en el bosque de los gritos, si es que le encontraba. Porque igual, estaba dentro de él y no se daba cuenta de ello.
Sería muy triste que se perdiera, y más que no pudiera volver a su casa con vida. En este bosque, habitan las peores pesadillas, y también los sueños de las personas avariciosas.
Entonces, se pinchó con una rosa que estaba en medio de un enorme claro, y se dejó derramar tres gotas de sangre en el gran blanco de la nieve.
Ella no sabía que eso podía despertar a los monstruos de el bosque de los gritos, pero por precaución, cogió un pañuelo, con el las gotas de sangre de la nieve y se tapó la herida con una preciosa tirita, que en cuanto te la ponías, te curaba la herida.
Pero, para que se le rejuveneciera la piel, se la dejo puesta y no se la quito. Lo que ella no sabía, es que si se la dejaba mucho tiempo podía tener graves lesiones musculares. Ese invento, el de la tirita, estaba aún sin vender, porque estaban haciendo pruebas con él.
Como los reyes y princesas tienen todo lo que quieren aunque no se muy legal, lo pidió y se lo dieron. Y os preguntaréis que si no se puede tener ese invento, ¿Porque se lo dieron?
Ella amenaza al que no le quiera dar algo que ella si quiere, por lo tanto, les amenazó, con que llamaría a su verdugo, y que no repararía en gastos para matarlos a todos. Que limpiaría la tienda y no diría nada de lo ocurrido.
Y como la policía creería más a la princesa que a cualquier otra, ningún plebeyo querría llevarla la contraria.
Pero alguien le estaba espiando, y María no lo sabía. Eran los trolls, que no dejaban que nadie tocara la rosa, que era símbolo de paz “por los colores y porque los novios se las suelen regalar” y porque era símbolo de odio ”por los pinchos de su largo tallo”.
Justo cuando la iban a lanzar una flecha en la espalda, un joven rubio, alto y de ojos claros, mató a los horribles trolls, y les devolvió al mundo de la oscuridad.
Ella oyó los gritos de los trolls, y se dió la vuelta. El chico estaba sobre los tres trolls, con un solo puñal en la mano derecha, y con un escudo en la mano izquierda.
Cuando se giró, le miró y se acercó a él, notó algo en el corazón, era como un sentimiento que le hacía que le doliera mucho la garganta y como si no pudiera hablarle para decirle hola o ¿Cómo te llamas? o ¿Qué tal estás?.
Ese sentimiento era el amor y la amistad, el que os conté antes y que parecía imposible que una chica como María pudiera tenerlos.
Pese a eso, se acercó más, le dió las gracias, y le dijo que como se llamaba. El joven muchacho, le respondió también como temblando, tenía los mismos sentimientos que María.
De todos modos, el también le respondió. El joven se llamaba como un héroe de la antigua Grecia, Hércules.
¿Que porqué se llamaba así? Porque era de la familia de Hércules. Y había heredado sus poderes de su tatarabuelo.
Los dos se fueron, pero antes, Hércules le vió la tirita de las heridas rápidas, le dijo que se la quitara porque le podría crear graves heridas musculares.
Se la quitó corriendo y prosiguieron su camino por la nieve que era como pisar algodon de azucar sobre una nube, solo que estaba un poco fría.
A María se le quito un poquito de maldad solo por ver a ese chico. Y ahora su corazón, era así:
Siguieron hasta salir del bosque, donde Hércules le dijo, que como se estaba haciendo de noche, podían ir a dormir a su casa que estaba a unos cien metros o algo así.
Ella aceptó, e hizo como que no estaba cansada pero que le parecía buena idea. Solo para hacerse la fuerte y la chula para no quedar como una chica débil y pobre de tener hambre y sed.
En cambio al chico, alto y fuerte, le parecía raro que el estuviera cansado, agotado y seguriento y la chica, joven y bella, no le dolieran las piernas, no estuviera cansada, ni se hubiera roto ninguna uña, como algunas chicas que no saben más que ir al centro comercial y nunca, pero nunca nunca nunca pisar el barro.
En cuanto llegaron a su casa, salió corriendo una especie de gato, pero que hablaba y cantaba e incluso bailaba. Hacia todo lo que tú querías, y te daba pena no darles las sobras de la comida cuando se ponía a tú lado pidiendo comida con esa carita que tiene.
Cenaron y dejaron de la televisión apagada. Hércules le enseñó la habitación donde iba a María y se fueron a la cama.
Al día siguiente, se levantaron, desayunaron, y se despidieron del gatito. En esos momentos tan tiernos con el gatito, el corazón de María, volvió a cambiar y se puso así:
Cojieron un coche que podía ir a un millon de kilometros por hora en un segundo. Lo pusieron al máximo y llegaron a los países bajos en un plis plas.
Pero era demasiado tarde, la guerra ya había comenzado, su hermano mayor, que era a la persona que más quería en el mundo, fue con sus padres, y como la guerra fue contra muchos guerreros más sabios que el, le mataron.
El pequeño lado malo que tenía María en su corazón, sólo sirvió, para estar ella en la guerra, muriese o no. Tenía que vengar el cuerpo de su hermano mayor. Y hércules le ayudó.
Tardaron diez largos días, pero consiguieron ganar la guerra. Aunque con mucho dolor. Puesto a que sus padres murieron y no pudieron ver como su hija ganó el honor de ser la única reina del mundo y la más adorable, simpática y no malvada, de todos los reinos de la galaxia.
Y su corazón cambió del todo para ser… así:
Después de nueve meses, todos los monumento, casas y castillos que fueron destrozados por la guerra, les reconstruyeron y tuvieron una hija, con el pelo de su padre, y los ojos de su madre.
Y seguramente, el corazón de los dos.
Porque si te das cuenta de tus errores, y cambias a mejor, serás la mejor persona del mundo.
Y aunque tengas algún mal momento, si eres lista y no estas mal de la cabeza, sabrás, que lo mejor es relajarse, y ser feliz.
FIN