SANTANDER EN LLUVIAS
EL AGUA, MI AMOR, MI VIDA
Escrito por: Santander
Su diario
Diario de Santander:
Querido diario: Te voy ha contar como ha sido este invierno. Me lo he pasado muy mal. Ha habido muchísimas lluvias y no he podido irme de acampada. Ha sido un rollo, te lo digo de verdad, muy aburrido.
Bueno, y empieza la historia: Era un día muy caluroso, yo tenía mucho calor, y no podía hacer más que quejarme de todo el calor que hacía en aquello que parecía un desierto.
Me sentía muy mal, me mareaba, de vez en cuando me dolía la cabeza… Pero entonces pensé, que igual podía hablar con los dioses y hacer que me dieran un poco de agua.
Primero se lo pedí a Zeus, el dios del cielo, y me lo concedió, pero solo con una condición, me dijo. Tienes que darme a una diosa.
Yo, todo extrañado, pensé que estaba loco y le dije que se dejara de tonterías y me diera agua. Igual fui un poco descortés, puesto a que se enfadó y me chilló al oído.
Entonces le pedí disculpas y que haría lo que yo pudiera, desde luego, esa promesa no fue muy buena. Entre en un montón de templos, mientras me asaba de calor. ¡¡¡Y ENCIMA TODOS LOS TEMPLOS TENÍAN TRAMPAS!!!
Fue casi imposible hasta que la encontré, la diosa perfecta: Hera. Ella era preciosa, su cabello de lluvia, sus dientes de granizo, sus manos de hielo y sus suspiros de viento.
Fui con ella a casa de Zeus, y en cuanto la vio supo quien era, la había visto cuando él era pequeño, para ser exactos, en el colegio.
Se conocían muy bien, pero nunca se habían dicho una palabra. NO se lo digas a nadie, diario, pero estaban los dos enamorados y no se lo querían decir.
Yo, como listo que soy, se me ocurrió ponerles unas flores, y unos bombones a cada uno en el bolsillo.
Me escondí y esperé. De repente se dieron la mano en un frió suspiro de invierno, y como si una chispa en el corazón de esos dos hubiera saltado, se dieron un beso y la luna brilló más que nunca porque el rey de los dioses se había enamorado y había dado un beso a la diosa que más amaba..
Después de un día, fue la boda, se casaron y me concedieron el deseo que yo le había pedido a Zeus, más lluvia para dos meses.
Pero se pasó y no fueron dos meses, si no que fueron cuatro. Y no he podido hacer nada desde entonce más que llorar y ponerme malo.
Cuando fui a donde Zeus no pude pedirle nada, estaba entusiasmado con todos los hijos que tenía y no me hacia caso. Estaba perdido.
Pero hoy ya hace calor, me pregunto que le habrá pasado para que deje de dar lluvia.
Querido diario: Adiós, te deseo buena suerte.
ADIÓS: TE DESEO BUENA AGUA .